Fundación Amulén (2019) “Pobres de Agua. Radiografía del Agua Rural de Chile: Visualización de un problema oculto,” con la colaboración del Centro UC Derecho y Gestión de Aguas y Centro UC Cambio Global
El objetivo general de este estudio fue diagnosticar la situación actual de cobertura de agua potable en los sectores rurales, visibilizando un problema que está oculto y que no ha sido evaluado en todas sus dimensiones e impactos.
Para comenzar a entender el problema del agua potable rural de Chile, en las primeras secciones de este informe se explica por qué hay chilenos que viven sin agua, cuál es la relación de esta realidad con la pobreza y cómo estas comunidades sin acceso consiguen abastecimiento. Luego se profundiza en el diagnóstico en las zonas rurales, se detallan cuáles son los principales problemas de abastecimiento y cuál es la visión que tienen los propios comités de APR sobre estos problemas. Más adelante se incorporan al análisis los efectos del cambio climático y su relación con el funcionamiento de los APR, para finalizar con las proyecciones futuras en relación al agua rural, considerando el cambio climático y las proyecciones de crecimiento de los APR que tiene el Estado
Este documento busca mostrar la realidad en forma detallada de las condiciones del agua potable del Chile rural. La inquietud nace de una pregunta muy básica: ¿Cuántas personas en Chile no tienen agua? El análisis de la información del Censo 2017 concluye que 383.204 viviendas en Chile son carentes de agua potable. En el mundo rural, el 47,2% de la población se abastece de pozos, ríos, vertientes, esteros o camiones aljibes. Adicionalmente, la encuesta Casen 2017 presenta un aumento en la carencia de servicios básicos desde el año 2015 al 2017.
El objetivo general de este estudio es diagnosticar la situación actual de cobertura de agua potable en los sectores rurales, visibilizando un problema que está oculto y que no ha sido evaluado en todas sus dimensiones e impactos.
Uno de los objetivos específicos que se plantearon para este estudio fue priorizar y planificar futuras intervenciones en agua potable rural de la Fundación Amulén.
El informe de la Fundación destaca también las consecuencias que tiene para una comunidad no tener acceso al agua en cantidad y calidad adecuada. Informes internacionales han señalado que las comunidades carentes de servicios básicos ven afectado su desarrollo en múltiples dimensiones: en lo económico, educación, salud y equidad de género. La primera es quizás la más clara: la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que por cada dólar invertido en suministro de agua potable se ahorran entre tres y 34 en sanidad. En relación a la educación, los menores pasan largas horas transportando este recurso básico en vez de asistir a sus establecimientos educacionales.
Finalmente, la equidad de género se ve afectada, pues son las mujeres las que suelen cargar con el peso de proveer a sus comunidades, tras interminables recorridos en busca de pozos o ríos. Por ende, sin acceso al agua potable no hay desarrollo ni salida de la pobreza.
El documento permite cuantificar de manera muy desagregada la situación del agua potable rural en Chile, y establece la estrecha correlación que se observa en muchas localidades rurales en el país entre niveles de pobreza y dificultades o carencias en el suministro y acceso al agua potable.
Utilizando el Indicador de Falkenmark, que establece que una disponibilidad hídrica per cápita por debajo de los 1.700 m3/hab/año se considera como situación de estrés hídrico, con fallas frecuentes en el abastecimiento de agua para las diversas actividades, sobre todo en zonas con altas probabilidades de sufrir sequías, como es el caso de la zona norte de Chile. Más aún cuando este indicador de disponibilidad está por debajo de 1.000 m3/hab/año las consecuencias pueden ser más severas y comprometer la disponibilidad de agua para consumo humano, producción de alimentos y la superación de la pobreza.
El 47,2% de la población rural que no cuenta con un abastecimiento formal de agua potable se concentra principalmente en la macrozona sur, siendo las regiones que poseen una mayor proporción de población rural con fuentes informales: La Araucanía (71%), Biobío (68%), Los Lagos (64%) y Los Ríos (62%). La población rural sin abastecimiento formal tiene acceso a agua a través de las siguientes fuentes informales: agua superficial (río, vertiente, estero o lago), subterránea (pozos) y camiones aljibes, en aquellos casos en los cuales no hay fuentes superficiales o subterráneas disponibles.
Muchas de las localidades concentradas y semiconcentradas se abastecen por los tradicionales sistemas de agua potable rural (APR). Este programa, que se inició en 1960, ha sido exitoso en proveer de infraestructura de agua potable rural (APR) a localidades rurales concentradas y semiconcentradas, logrando aumentar la cobertura de la población rural con agua potable rural desde un 6% el año 1960 a un 53% el año 2018, que para ese año representaba 1.787.916 beneficiarios, con positivos impactos en el ámbito de la salud pública y la superación de la pobreza.
El informe señala que, dado que la población rural “concentrada” alcanzó cobertura universal, a partir del 2010 se agrega también la población semiconcentrada al Programa APR del MOP. A la fecha de término del informe, las localidades semiconcentradas cuentan con un 41% de cobertura. El Programa de Agua Potable Rural tiene un plan de inversión para los próximos 10 años, con el cual se estima alcanzar una cobertura universal en las localidades semiconcentradas. Es importante señalar que existen dificultades para aumentar las localidades semiconcentradas en un periodo más breve, debido a los requisitos metodológicos que impone el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) puesto que mientras más dispersa sea la población que se atienda, mayores serán los costos de estas soluciones, lo que demandará propuestas innovadoras que vayan más allá de las tradicionales soluciones aplicadas a poblaciones concentradas o semiconcentradas.
Sin embargo, el porcentaje de cobertura de abastecimiento de agua potable en zonas rurales es heterogéneo en todo el territorio nacional, variando desde un mínimo de 28,8% en la Región de La Araucanía a un máximo de 86,2% en la Región de O’Higgins.
La macro-región central presenta la cobertura promedio más alta, con 69,5%, seguida por la macro-región norte, con 53,8%. La macro-región sur presenta la menor cobertura promedio de agua, alcanzando un 39,4%. Cabe destacar que las regiones con las menores coberturas, como La Araucanía, presentan, además, menores densidades poblacionales. Esto implica que aumentar las coberturas en estas regiones requerirá de soluciones innovadoras, ya que los sistemas tradicionales no son viables por costo.
El Programa APR estableció normas técnicas que todos los sistemas nuevos deben cumplir para que, al menos en sus inicios, se proporcione agua potable en cantidad, calidad y continuidad de acuerdo con las regulaciones actuales. En términos generales,
las organizaciones de APR funcionan si se evalúa su capacidad para entregar con éxito el agua a los usuarios. A nivel nacional, un 80% de los APR cuentan con una alta continuidad en el servicio, cumpliendo así con el objetivo de suministrar agua potable en continuidad. Por ende, el programa ha logrado en un alto porcentaje su objetivo de suministrar agua potable en cantidad y continuidad a la población rural de localidades concentradas y semiconcentradas.
No obstante, con el tiempo los APR han presentado interrupciones en el suministro de agua, afectando a aproximadamente 350.000 personas. La gran mayoría de estos son cortes no programados, debido, principalmente, a razones operacionales, tanto por gestión interna como por razones externas, como cortes de electricidad. En cinco regiones se presentan cortes no programados en más de un 40% de los APR: Valparaíso (60%), Tarapacá (51%), Arica-Parinacota (46%), Antofagasta (40%) y Atacama (40%).
Se ha evidenciado que los problemas de continuidad del suministro de agua potable se deben mayoritariamente a fallas operativas, provocadas por la falta de mantenimiento y mejoras, derivados de problemas de financiamiento y falta de planes de mediano y largo plazo. Este problema de subfinanciamiento está directamente relacionado con la escala de operación; la capacidad de los APR para financiar sus gastos recurrentes y no operacionales. Esto representa un importante desafío, ya que, en la actualidad, aproximadamente un 63% de los sistemas de APR son pequeños sistemas de APR, cuya escala no permite recabar los recursos suficientes.
El documento destaca que las debilidades de los servicios de abastecimiento de agua potable están más relacionadas a la gestión propia de los comités o cooperativas que a los factores directos de producción de agua o de su calidad. Por lo anterior, para asegurar la sustentabilidad de los beneficios del Programa es preciso abordar las debilidades de gestión de estas organizaciones; es decir, se requiere aumentar la competencia en gestión y administración de los comités y cooperativas.
Adicionalmente, del estudio en terreno realizado se desprende que sí existe una asociación entre la cantidad de tiempo en que se encuentra un APR en condición de sequía con la cantidad de fallas que presenta. Podemos destacar el alto número de cortes por sequía en relación con el número total de cortes por razones climáticas en las regiones de Valparaíso, Biobío, Maule y La Araucanía.
Frente a las proyecciones de cambio climático, es de interés evaluar cuál es la situación esperada respecto del abastecimiento de agua potable en las localidades rurales para un periodo futuro cercano. Con este fin, se realizó un análisis de sequías utilizando como periodo histórico el intervalo de años 1985-2015 y como periodo futuro 2030-2060. Se evidencia que la mayoría de los modelos proyectan reducciones en las precipitaciones prácticamente en todo el territorio chileno (con excepción de algunas zonas del Norte Grande); además, para la temperatura también, prácticamente en todo Chile (con excepción de la zona austral), los modelos prevén aumentos de temperatura de al menos 1°C. Por ende, el pronóstico respecto de la disponibilidad hídrica impone importantes desafíos al suministro de agua potable. Finalmente, en este estudio se puede evidenciar que la escasez hídrica agrava y afecta la situación del agua potable rural, pues un número importante de sistemas de APR han presentado fallas por condición de sequía. Asimismo, se observa cómo el mundo rural y, principalmente, comunidades dispersas carecen de infraestructura para contar con el acceso al agua potable en sus viviendas y, por lo mismo, les resulta cada vez más difícil y lejano disponer de este recurso básico, lo que genera altos costos para estas familias.
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